viernes, 2 de septiembre de 2011

Diez años después

-Me ha alegrado mucho volver a verte. Han pasado tantos años....

-Casi una década. Te he echado de menos.

-¿Desde cuándo eres tan sentimental, el chico frío de aspecto serio? Además, no te pegan los cumplidos.


-No es ningún cumplido. Siempre he estado... enamorado de ti - le temblaban las manos.

-¡Pues vaya forma la tuya de demostrarlo! - respondió.


-Tienes razón. Jamás hice nada por demostrártelo. Incluso puede que todo lo contrario. Pero eso no significa que no sintiera nada por ti. Si pudiera cambiar el pasado... ¿crees que no lo habría hecho ya?

-Mira, si esto es una broma, no tengo ganas de escucharla. ¿Acaso sabes el daño que me hiciste? Y, ¿por qué me dices esto ahora? ¿Pasabas por aquí y no se te ocurrió ningún otro plan más divertido? - le preguntó sarcásticamente.


-Porque me he dado cuenta de lo importante que eres para mí.

-Siempre fuiste tan complicado...


-Sé que no tengo derecho a entrometerme en tu vida. Quizá hasta ahora no he reunido el valor suficiente para pedirte perdón.

-¿Y para pedirme perdón cruzas el país diez años después? ¿No hubiera sido más fácil descolgar el teléfono? Ah, no, seguramente te habrás desecho de mi número hace tiempo. O simplemente, podrías haberlo dejado pasar. 10, 20, 30 años; qué más da, no? ¿Desde cuándo te importó lo que yo sintiera?


-No seas tan cruel. Un día, de repente, desapareciste. Pregunté por el barrio, a los amigos, pero parecía que te habías esfumado. Y en todo este tiempo no ha habido día que no piense en ti, noche que no me haya perdido buscándote en sueños, ahogando remordimientos en la barra de cualquier bar.

-Sí, me fui. Me fui en busca de un nuevo futuro en el que tú no estuvieras presente. Nuevos estudios, nuevo trabajo, nueva ciudad, nuevos amigos... buscando en vano nuevos recuerdos. Otra vida. Cada noche, un hombre distinto en mi cama, en busca de aquél que borrara por completo tu rastro. Pero nada. A tantos mentí por engañarme a mí misma. Perseguía siluetas que me recordaban a ti, buscaba tu mirada en cada rostro, tu compañía en cada ausencia. Casi 10 años intentando olvidarte y ahora apareces, para recordarme que de nada ha servido esta lucha, pues te deseo como el primer día. Eres un cabrón. ¿Qué pasa? ¿Que te has cansado de tu nueva vida y quieres regresar como si nada? Los años de juventud ya pasaron. ¿Qué le has dicho a tu mujer? ¿Que salías de viaje de negocios?


-No hay nadie que me espere a mi regreso. No hay nadie más. Sólo tú. Sí, yo también he conocido a mujeres hermosas, de esculturales cuerpos...pero miradas vacías. Sólo te quiero a ti. Pero supongo que tú sí compartirás tu vida con alguien. Envidio a ese afortunado. Déjalo todo y vente conmigo. ¿Desde cuándo te importó la opinión de los demás?

-Sabes que me importa poco. Y te equivocas. No hay nadie más. Aprendí a manejar la soledad como mejor compañía.


-Cierra los ojos. Volvamos a ser esos adolescentes que se espiaban desde el balcón creyendo que el otro no le veía, que compartían viajes y risas. Déjame hacerte todo lo feliz que no te hice.

-Ojalá para ti no hubiera sido más que un polvo. Quizás así podría haberte olvidado. No te guardo rencor. Te esperaré en este mismo banco dentro de otros diez años.


-Pero...

-Pero nada. No importa en qué ciudad, bajo qué cielo, si me amas volverás a encontrarme.