viernes, 30 de abril de 2010

¿Jugamos?

Normalmente uno vive, o sobrevive, cada día sin pensar a cada instante que llegará el momento en que esa rutina de la que muchas veces nos quejamos se acabará; y nadie se libra. Y no lo hacemos porque si no el miedo y la angustia se apoderaría de nosotros y nuestra vida sería una muerte constante. Pero cuando ese fatídico final se apodera de tus pensamientos....¿existe alguien que consiga responder a sus dudas? Y, lo que es peor ¿consiga convencerse con sus teorías?

¿Qué acontece después de la muerte? ¿Lo mismo que antes de la vida? ¿Nada? ¿Vivimos ansiosos por cada suceso no planeado, buscando constantemente el permanente control, sufrimos, amamos hasta sentir dolor, reímos como niños, luchamos por crecer profesionalmente y conseguir hacer realidad aquellos sueños que nos cogieron por sorpresa, intentamos encontrar el sentido de la vida en las olas del mar, apostamos todo por ese sentimiento que jamás vimos pero en el que siempre creímos.....para que todo se acabe como si nada hubiera servido? Silencio.

Quizá la vida no sea más que unos juegos reunidos, saltando de uno a otro según la ocasión. Habrá quien juegue a todos, y repita partida. El ganador de la Oca no será el mejor jugador, sino aquél que fue más afortunado al tirar los dados y encontró los mejores atajos. Frente al tablero del Ajedrez intentaremos ponernos ante la pieza más poderosa, teniendo que cruzarnos en el camino con otras muchas, algunas de ellas sin apenas valores. Para ello, unos utilizarán la evasión, otros la lucha. Aquél que consiga más quesitos en el Trivial no siempre coincidirá con la persona más preparada e inteligente. Compraremos y venderemos calles, casas y estaciones en nuestra partida al Monopoly, pagando los alquileres o pernoctando en la prisión hasta la siguiente ronda; alcanzaremos grandes fortunas o nos corromperemos en la miseria. Jugando al Parchís, llegará antes a la meta el que por el camino se haya comido a sus compañeros.

Así, lo importante no es siempre llegar antes al final del camino, sino disfrutar de la experiencia. Ganadores y perdedores, ricos y pobres, tramposos y honrados, cuando acabe la gran partida.....iremos todos a la caja.

sábado, 24 de abril de 2010

La ansiedad mordió sus ilusiones.

Bajo el pozo de sus pupilas se vislumbraba el abismo de sus palabras.

Tenía exprimido el corazón, asfixiado de salvarle.

Luchaba por hacer bombear aquella oxidada sangre que, a duras penas, recorría aquel harapiento y miserable cuerpo.

Biliosa alma hecha jirones.

Azarosos coqueteos del destino.

Conserva los calurosos besos que arroparon sus caricias.

jueves, 22 de abril de 2010

Por partida doble

Fue la segunda persona que conocí el 28 de septiembre de 2003. Tal día aterricé en Madrid con la ilusión e inquietud de iniciar mis estudios. Con el coche cargado con todo mi equipaje (una mujer nunca lleva suficiente), mis padres me acompañaron a la residencia en la que me quedaría un tiempecito. Y allí fue donde la conocí. Nada más soltar las maletas en la que sería mi habitación apareció con su amplia sonrisa:



- ¡Hola!, soy Amèlia. Mi cuarto es el de ahí enfrente.



Amèlia Mora Sanromà. Y así comenzó nuestra amistad. Mis padres regresaron a Badajoz con lágrimas en los ojos pero con la tranquilidad de haberme despedido junto a la chica que, intuían, compartiría grandes momentos.

Después conocimos a las otras dos amigas con las que formaríamos un envidiable cuarteto. Esa noche alargamos las horas hasta casi el amanecer. Hablamos de casi todo; con ella hasta el tema más incoherente resultaba interesante. Y es que, desde el primer instante notamos que compartíamos la complicidad que caracteriza una buena amistad. A la mañana siguiente, ella iniciaría sus estudios de Cine y Televisión y yo de Nutrición, y a partir de entonces exprimiríamos cada día para sacarle el jugo a todas las situaciones que se nos pusieran por delante. No faltaron las risas, las lágrimas, nuestras temidas trastadas por la residencia (¿recuerdas?)...

Por desgracia, no hemos vuelto a vernos desde 2005 pero no por ello nos hemos olvidado la una de la otra. El otro día me hizo llegar una magnífica noticia: ¡LA PUBLICACIÓN DE DOS LIBROS INFANTILES! No podía extrañarme semejante suceso, ¡se trataba de la incombustible Amèlia! Y, orgullosa por la hazaña de mi amiga, no podía más que dejar caer sus ejemplares por mi blog:

*El castell negre del Senyor Bogrós
*Y Rapunzel se cortó la melena

Ideales tanto para enganchar a los niños a la lectura como para adultos con el auténtico espíritu infantil del misterio y la aventura.

Mañana día 23 estará, además, en las Ramblas (frente al Teatro Poliorama), de 18:00 a 19:00 horas firmando ejemplares de "Y Rapunzel se cortó la melena".

Desde aquí le deseo muchísimo éxito y....le animo a que el próximo lo escribamos a medias :)

jueves, 15 de abril de 2010

Me Acuerdo...

*Me acuerdo de las meriendas de pan con chocolate.

*Me acuerdo de las tardes que pasaba ahogando moscas para luego enterrarlas con ceniza y ver cómo revivían.

*Me acuerdo de las sonoras e interminables risas de verano.

*Me acuerdo de cuando escuchaba al afilador y a los 3 días llovía.

*Me acuerdo de cuando contaba los segundos que tardaba en retumbar un relámpago para comprobar si la tormenta se alejaba o, por el contrario, estaba más cerca.

*Me acuerdo de mi primer viaje en tren. Era un día lluvioso y le otorgó a la experiencia un aire más entrañable.

*Me acuerdo de la alegría que me produjo ser la primera de la clase a la que la profesora le dejó escribir con bolígrafo. Era todo un honor.

*Me acuerdo de los viajes en el Renault 5 color blanco. A pesar de su tamaño, mis padres, mi hermana y yo, con las maletas, sombrilla y nevera nos plantábamos donde hiciera falta. Jamás nos falló.

*Me acuerdo de las pesetas calcadas en un papel con las que aprendí a dar el cambio cuando jugaba a las tiendas.

*Me acuerdo de cuando, con 5 añitos, me ingresaron en el hospital y veía, agarrada a la barandilla del pasillo y con lágrimas en los ojos, cómo echaban a mi madre (y al resto de madres) de la planta cada mañana. Pero también me acuerdo de cuando se escondía en el baño para colarse luego en mi habitación.

*Me acuerdo de la escena en la cocina de la película Amelie. Cómo una mirada puede expresar tanto.

*Me acuerdo de las palabras que nunca dije.....a tiempo.

*Me acuerdo del primer día que mi padre me enseñó a nadar.

*Me acuerdo de aquel quinqué azul que pendía de una alcayata en la terraza.

*Me acuerdo de tu primer beso.

*Me acuerdo de los grandes amigos. Aquéllos que siempre pondrán la mano en el fuego por defenderte. Aquéllos con los que sólo basta una mirada para entendernos. Aquéllos en los que la distancia jamás será un obstáculo.

*Me acuerdo de las cajas de cartón repletas de gusanos de seda. El día que se escaparon y encontré las paredes del cuarto de baño cubiertas por un manto de gusanos en escalada, dejé de criarlos. Y fue uno de los momentos responsable de mi fobia a estos invertebrados.

*Me acuerdo de cuando mi hermana y yo jugábamos a ser locutoras de radio y grabábamos nuestros propios programas en cintas de cassette.

*Me acuerdo de los pollitos de colores que regalaban con una docena de huevos. Sólo uno consiguió vivir más de tres días. Lo llamamos Marco y se convirtió en un hermoso gallo que respondía al ser llamado. Murió de viejo.

*Me acuerdo de la primera mañana que amanecí a tu lado.

*Me acuerdo de mi abuelo subido al tractor.

*Me acuerdo del último examen de la carrera.

*Me acuerdo de las siempre reconfortantes palabras y caricias de la familia.

*Me acuerdo de aquella ola que me atrapó en un traicionero remolino, y de la mano salvadora de mi siempre atento padre sacándome de aquella tragedia.

*Me acuerdo de los personajes en los que me disfrazaba mi hermana cuando jugábamos en la terraza. Fui Eva, monja, china, animadora, científica....

*Me acuerdo de las mañanas de domingo dando gusanitos a los patos de Castelar.

*Me acuerdo de la primera vez que me susurraste aquello que tanto deseaba escuchar.

*Me acuerdo de mi primera obra de teatro de cine mudo (hacía de montaña). Después vendría hacer de la Virgen María.

*Me acuerdo de cuando me rompí el cóccix.

*Me acuerdo de cuando jugaba a ser mayor con los tacones de mi madre.

*Me acuerdo de cuando miraba embelesada cómo se maquillaba mi mamá. Siempre le pedía que me pintara los labios.

*Me acuerdo de cuando jugaba a las cocinitas. Mi padre se metía tanto en el papel que probaba todo lo que yo le preparaba (un estómago a prueba de bomba)

*Me acuerdo de los días de domingo en el campo.

*Me acuerdo de mi primera cámara de fotos.

*Me acuerdo del sonido de las lágrimas de mis padres rogándome que me recuperara.

*Me acuerdo del día en que adoptamos a Eko. Estaba empapado de barro y parecía tan débil...

*Me acuerdo de los conos hechos con papel de estraza que el quiosquero del Parque de la Piedad (Almendralejo) rellenaba de chochitos (altramuces para algunos).

*Me acuerdo de los días de pesca. Tenía una caña azul de la que tiraba cuando mis menudas manos la notaban vibrar al hundirse el anzuelo. Después devolvía el pez al río. Ahora, mi sensibilidad hacia los animales ya no me permite pescar.

*Me acuerdo de los cuadernillos de Santillana que le pedía a mis padres que me compraran cada verano.

*Me acuerdo de los días que quedaron truncados cuando la tragedia llamó a tu puerta. Nuestra puerta.

*Me acuerdo del día que Kimba apareció en nuestras vidas. Mi madre se fijó en ella porque le mordió el dedo. Era tan pequeña que llegó a casa metida en una cajita para hámsters. Me acuerdo de tantos momentos con ella... Me acuerdo de aquél último día.

*Me acuerdo....

martes, 13 de abril de 2010

Palabrafernalia

Abro el buzón. Un paquetito verde acolchado me salta a las manos. No puede ser otra cosa. ¡El libro ha llegado! Subo a casa y, con manos delicadas, deslizo índice y corazón bajo la solapa. Introduzco los dedos a modo de pinza y reposo el ejemplar sobre la mesa: PALABRAFERNALIA. Miguel Vivas Ruiz. Hojeo sus páginas para recibir su olor. Me encanta el aroma de los libros nuevos. Me siento en el sillón más cómodo de la casa y me dispongo a disfrutar con su lectura....

Todo empezó a través de Internet. Una mañana, como cualquier otra, buscando por la red pasé de una página a otra y de enlace a enlace, unas ventanas que se abren y otras que se cierran, y, fruto del azar/casualidad/destino/(o lo que el lector quiera añadir) me colé en el blog de Miguel y allí decidí quedarme. Es curiosa la magia que envuelve al mundo de los blogs. Corrijo. De algunos blogs. Unos gustan, otros no, otros tienen días buenos y días malos.... y luego están los blogs con magia, los que no puedes dejar de visitar y estar pendiente de cada actualización, aquellos con los que te sientes identificado con sus textos y su autor. Y éste es el caso de Palabrafernalia. Leas la entrada que leas, te gustará....y emocionará.
Un día, Miguel nos sorprendió con una entrada en la que anunciaba la publicación de su primer libro (y digo primero porque estoy convencida de que vendrán más, esa mente inquieta es una inagotable fuente de versos) y, por supuesto, yo tenía que hacerme con un ejemplar! No andaba equivocada. Si la fuerza de sus textos son capaces de traspasar la frialdad de la rectangular pantalla de ordenador, qué no serían capaces de contagiar sus letras con un formato en papel!

Por mucho empeño que ponga en describir la belleza e intensidad de su literatura siempre me quedaría corta. Durante su lectura, sus textos te envuelven, te zarandean y te arañan el corazón; capaz de convencerte de que los sueños se cumplen pero sin olvidar la a veces dureza de la realidad. Y es que este conileño no sólo se trajo la música y el ritmo del sur sino que grabó en sus pupilas el hechizo de sus paisajes y el oleaje en su corazón para deleitarnos con su don.

Palabrafernalia ya tiene un sitio privilegiado en mi estantería; siempre a mano porque no basta una sola lectura, en cada una de ellas encontrarás detalles y emociones nuevas. Para conseguir un ejemplar, sólo hay que acceder a su blog (y seguro que ya no te mueves de allí) y hacer tu pedido. Puedo asegurar que merece la pena.

Enhorabuena, Miguel!

lunes, 12 de abril de 2010

Todo lo que podríamos haber sido Tú y Yo si no fuéramos Tú y Yo

Éste es el título de la última novela de Albert Espinosa. La historia de cómo ha llegado el libro a mis manos me ha resultado enternecedora.

Este sábado, alguien a quien profeso un amor incondicional (¡qué aire enigmático otorga el anonimato), estaba viendo la entrevista que le hacía Buenafuente a Espinosa para la promoción del libro y algo en ella le entusiasmó; quizá por la intensa historia personal, por su poder de superación, por la ternura de sus palabras... Tanto es así que de un salto se plantó en la habitación, cogió un vaquero y la primera camiseta que se despeñaba desde la última balda del armario, bajó las escaleras de 3 en 3 y corrió hasta llegar a la librería, respirando tranquilo una vez que sostuvo entre sus dedos el ejemplar arropado con su papel de regalo.

Al enterarme de la historia preliminar de la adquisición del libro, me apresuré a ver la entrevista, que no tarda en sobrecogerte sin por ello dejar de dibujar una sonrisa en tu cara, ya que demuestra la importancia del sentido del humor. Y como estaba ansiosa por empezar a leerlo, esta soleada tarde de domingo nos hemos ido a leer a 27 km de distancia. Sí, normalmente la gente lee en el sofá de su casa, en un viaje de autobús, en la biblioteca.... pero hoy nos apetecía hacerlo en una de las múltiples placitas de Olivenza.
La novela está teniendo buen comienzo. Algo diferente. Ficción. Realidad. Sentimientos. Intriga.

Os dejo los enlaces de la entrevista (prometo que llevo dos días intentando dejar los vídeos o crear hipervínculos pero no hay manera, así que no me queda más remedio que poner esta cutrada. No soy una ingeniera informática pero tampoco demasiado mongui, así que si no se puede...no se puede, jeje) por si alguien más siente un terrible impulso de lanzarse a conseguir un ejemplar. Y si no, también pasaréis un buen rato con las ocurrencias de Buenafuente y Espinosa.

1ª parte: http://www.youtube.com/watch?v=Towu0L2Un1Y
2ª parte: http://www.youtube.com/watch?v=UASQDqttw6o

martes, 6 de abril de 2010

Viaje al pasado

Hace unos meses, en un blog amigo (http://josemanueldiez.blogspot.com/) leí una entrada en la que escribía sobre la agradable y reconfortante lectura de "Viaje al pasado", de Stefan Zweig. Dado que en temas de literatura, como en tantos otros, hay lecturas y autores para todos los gustos, no siempre las recomendaciones de los demás se adaptan a las preferencias particulares. Sin embargo, algo me empujó irrefrenablemente y, cogiendo papel y boli, apunté el título de dicho ejemplar en mi larga lista de libros por leer.
El otro día me hice con él (saltándome los innumerables títulos que le precedían). Hasta llegar a casa, aproveché los semáforos en rojo para comerme los primeros párrafos. Una vez comienzas la lectura ya no puedes cerrar las tapas hasta llegar al final del relato. Parece increíble cómo la extensa e intensa historia de los protagonistas puede desarrollarse en tan sólo 91 páginas de incesantes sentimientos encontrados, ansiados e imposibles.
Ejemplo de tan atractiva novela es el párrafo que escribo a continuación, uno de los muy admirables con los que te puedes topar entre sus apasionadas páginas:

"El amor sólo se confirma de verdad como tal cuando deja de revolverse dolorosamente en el interior de uno, oscuro como un embrión, y es nombrado con los labios y el aliento, cuando se atreve a confesar su existencia. Aunque el sentimiento se obstine en perseverar como crisálida, siempre llega el momento en que el vago capullo eclosiona de repente y se precipita con el doble de violencia desde la altura hasta lo más hondo del corazón sobresaltado".



Gracias, Jose, por la recomendación. Y gracias también a todos aquellos que de una forma u otra dejan caer libros en el camino para que los lectores descubramos tesoros.....