sábado, 16 de noviembre de 2013

Ciencias (in)exactas


Me mostraste que el amor es esa ciencia inexacta que se oculta en tus palabras.

Yo, que nunca destaqué en las exactas, terminé siendo una apasionada de la atracción infinita de los cuerpos. Los nuestros. Los que tantas veces soñamos con fundir. Confundir la noche y el día; los sueños y la realidad, que se convierte en pesadilla sin tu aliento; tu felicidad y la mía.
Con ciencia supiste rasgar la coraza, despojarme de los miedos y sentir mi conciencia palpitar en tus manos.

Ahora, yace en cualquier rincón. Buscando el calor de tus manos, esas que sin tocarme erizan mi piel, esas con las que fabricamos... aviones de papel.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Vérsame


Sedienta de tus besos
cada noche, a cambio,
me ofrecías tus versos.


Ahora, vacío vasos buscando tus poemas. Cualquier día.

Ahora, emborronas carmines buscando mis besos. Cualquier noche.


martes, 5 de noviembre de 2013

Microcuento VIII

Bastó mirar por el retrovisor para contemplar la más bella historia de amor en el baile de tus pupilas.

-Tenga, señorita, su coche ya está arreglado.

El roce de tu piel al coger las llaves, entre mis dedos... el más fugaz de los finales.


viernes, 1 de noviembre de 2013

Limbo de verano


Tuvieron que pasar catorce veranos para volver. Las calles habían cambiado; nuevas fábricas erigían humeantes chimeneas, fríos edificios de oficinas donde hubo majestuosos portones. Me adentré en los jardines del parque, guiada tan solo por el perfume de aquellas rosas que tantas promesas regalaron, el murmullo del estanque en el que hundimos barcos y sueños y el gorjeo de los pájaros vigilantes de caricias.
El pueblo era otro. Pero allí estaba nuestro banco. Deslicé la mano bajo la tabla quebrada. ¿Qué esperaba encontrar? Parecía increíble que siguiera allí, imperturbable. Aquel ajado recorte en el que apuntamos nuestra próxima cita; vano juego de niños. 05/07/13.
Noté unos pasos a mi espalda. De pie, con ese aire bohemio que siempre combinó con mis ganas de quererte, estabas.

Torbellinos de otoño derribé, ocasos de diciembre quemé, cada mañana de abril soñé. Estás. Te debo, me debes, catorce veranos de besos.