Yo te doy cobijo, mantengo el agua limpia y fresca, las semillas crujientes y el nido acolchado, te enseñaré a volar sin que tus frágiles patitas se fracturen si te caes, no habrá jaulas que te anulen ni peligros que te asalten.
A cambio, préstame tus alas y enséñame a amar. Libre. Con la libertad del que, aun teniendo la puerta abierta, siempre, siempre, sea aquí donde quiera(s) estar.