domingo, 9 de noviembre de 2014

Supongo


Supongo que uno empieza a escribir cuando ya no le queda espacio, ni ganas, para albergar tanto dolor.

Desde el instante en el que nos convertimos en cómplices de los deseos que nos brotaban en la piel, supe que llegaría este día. El día en el que tendría que vaciarme de los secretos que nos debemos y las promesas que nos hicimos. Vaciarse. Como si fuera posible. El perfume derramado dejará su aroma en cada poro, así como el ácido corroerá sin consuelo tu epidermis.
Por eso, también supe que nunca llegaría a olvidarte del todo. Porque a ti te debo las fotografías en la retina, la maleta siempre hecha y las sábanas deshechas. El olor del café expreso a cualquier hora y la búsqueda de la noción del tiempo que siempre perdía entre tus brazos. 
Temer amar es algo así como salir de viaje con los ojos vendados, no vaya a ser que disfrutes demasiado del trayecto.
Así que derrámame para volver a llenarme de las noches más bellas que jamás viví. Colmada de placer. Y de dolor. 

Supongo que uno empieza a escribir para sanar sus heridas. Y continúa haciéndolo cuando descubre que, tampoco así, se pueden borrar tus las cicatrices. 

viernes, 31 de octubre de 2014

Microcuento XVI - Entre guisantemos



Ella quería truco.

A él nunca se le dio bien la magia.

Ahora reposa, bella, en el congelador.

Debió haber elegido trato.


miércoles, 11 de junio de 2014

Primera Temporada de Enric Pardo

No sé cómo empezar esta entrada. No suelo escribir posts comentando libros. Pero, en este caso, no tenía más opciones. ¿Nunca has sentido una extraña sensación recorriendo tu cuerpo cuando acabas la lectura de algún libro, una mezcla entre "joder, no lo hubiera escrito mejor", "¡maldita sea, quiero empezarlo de nuevo!" y "¡cómo es posible que el tío que ha escrito esto parezca conocerme!"? Pues esa sensación es la que se te queda después de leer Primera Temporada. Y el tío ese que parece haberse colado en tu cabeza antes de ponerse a escribir es Enric Pardo.

¿Que de qué va? Pues va... Mira, para eso, uno va a la librería, lo coge entre sus manos (pongo foto y así no hay dudas), le das la vuelta y te pones a leer la sinopsis. Luego lo pagas y lo disfrutas en casa. O en el trabajo. O mientras esperas al autobús o en la cola del supermercado. Porque cuando empieces a leerlo, avisado quedas, dormirás menos, llegarás tarde a currar, perderás el bus y se te colarán las señoras de monedero axilar mientras tú te pierdes entre las páginas. Esto me lo ha contado la amiga de mi mejor amigo. 

Así que casi que mejor os cuento algunas razones de por qué deberíais leerlo.
He de decir que sigo una especie de código cada vez que voy a empezar un libro. Es personal e intransferible, tampoco revelaré mis secretos, pero esta Primera Temporada decidió que era hora de hacer una excepción y romper con mis propias normas. Empezamos bien. Sí, tengo un código, no es coña. Dexter también lo tiene y todos lo queremos. ¿Que qué pinta Dexter Morgan aquí? Pues mucho. El libro habla de series (bien, lo has pillado, el título ya deja intuir algo), pero también de amor, amistad, sexo, familia,... Es decir, de la vida. Y como tú formas parte de ella... deberías leerlo.
Luego están los extremos, que viene a ser que la novela parezca estar narrando tu vida en tiempo real, lo cual da miedete al pensar que es Sandro Rey quien te habla. Pero...no, estoy segura de que Pardo tiene mayor poder adivinatorio, todo hay que decirlo.

¿Quieres soltar carcajadas? ¿Las intercalamos con alguna lagrimilla que otra? Vas a convertirte en un personaje más de la novela y vas a reír, y llorar, disfrutar y sufrir. Pero es que así es la vida, amigo. Una caprichosa que no sabes con qué te va a sorprender. Deberías leerlo.

En muchas entrevistas que hacen al autor se repite la pregunta de cuánto de Pardo hay en Cliff (el prota), dándose por hecho que fueran casi la misma persona. Vale, según mi parecer, hay cosas que sí tienen en común (hay historias imposibles de describir si no se han vivido. Si no se han sentido). Pero descubro a Enric en algún que otro personaje de la novela. ¿Cuál? Descúbrelo tú mismo. Deberías leerlo.

Son geniales algunas de las teorías de Cliff. En muchas estarás de acuerdo. En otras...te gustaría no estarlo, pero lo estás. Deberías leerlo.

¿No eres seguidor de ninguna serie y crees que no te puede gustar el libro? ERROR. Seguro que alguna has visto, si no...mejor no desveles ese secreto a nadie y ponte manos a la obra a solucionarlo. Pero en el caso de que seas una especie en extinción, dejarás de serlo porque antes de que acabes su lectura ya te habrás enganchado a alguna. Deberías leerlo.

¿Más razones? Las hay. Muchas. Pero no pienso hacer spoiler. Descúbrelas tú mismo.

Eternamente podría estar disfrutando de esta Primera Temporada como si de una serie de 10 años se tratara. Y, aun así, seguiría deseando un capítulo más. 

jueves, 27 de febrero de 2014

Mudanzas vacías


Las calles aguardaban tus pasos, tanto como yo anhelaba escucharlos por el pasillo, a medianoche, acercándose a la habitación en la que apenas dormimos pero tanto soñamos.

¿Cuándo dejamos de querernos?
Lo descubrí aquella noche. Aquella en la que no eché de menos el "dulces sueños" de rigor, ni tu mano en mi cintura ni caricias en el pelo. La duda en los labios, con la claridad tras las persianas, lo confirmó.

Descalza por el pasillo, tropecé. Aún quedaban cajas amontonadas. 
Prefería cambiar de cielo cada mañana que de brazos que me abrigaran. En cambio, para ti era más fácil mudar corazones que sillones. Y, en una de esas mudanzas, dejé olvidados mis latidos.


viernes, 14 de febrero de 2014

Microcuento XII - S.V.


Ahora sé que en aquel San Valentín me hiciste el mejor regalo: no acudir a nuestra cita.

Lo sigo disfrutando 365 días al año.

martes, 14 de enero de 2014

Jaque


Decidimos firmar un pacto: jugaremos a amarnos, propusiste. 
Ante tu sorpresa, acepté. Desplegamos el damero.

- Amémonos como los protagonistas de este juego: rey y reina. Yo, mataré por ti; tú, pensarás que me proteges - dijiste cual ajedrecista.

-Jaque mate - respondí. - Olvidé jugar en el mismo equipo.


miércoles, 8 de enero de 2014

Microcuento XI - El tiempo en tus pupilas



- Detén el tiempo. Quiero despertar a tu lado cada mañana – me dijiste aquella noche.

Arranqué las agujas al reloj y clavé tus ojos en la mesilla.

- Lo que me pidas, princesa.