jueves, 27 de febrero de 2014

Mudanzas vacías


Las calles aguardaban tus pasos, tanto como yo anhelaba escucharlos por el pasillo, a medianoche, acercándose a la habitación en la que apenas dormimos pero tanto soñamos.

¿Cuándo dejamos de querernos?
Lo descubrí aquella noche. Aquella en la que no eché de menos el "dulces sueños" de rigor, ni tu mano en mi cintura ni caricias en el pelo. La duda en los labios, con la claridad tras las persianas, lo confirmó.

Descalza por el pasillo, tropecé. Aún quedaban cajas amontonadas. 
Prefería cambiar de cielo cada mañana que de brazos que me abrigaran. En cambio, para ti era más fácil mudar corazones que sillones. Y, en una de esas mudanzas, dejé olvidados mis latidos.


viernes, 14 de febrero de 2014

Microcuento XII - S.V.


Ahora sé que en aquel San Valentín me hiciste el mejor regalo: no acudir a nuestra cita.

Lo sigo disfrutando 365 días al año.