Normalmente uno vive, o sobrevive, cada día sin pensar a cada instante que llegará el momento en que esa rutina de la que muchas veces nos quejamos se acabará; y nadie se libra. Y no lo hacemos porque si no el miedo y la angustia se apoderaría de nosotros y nuestra vida sería una muerte constante. Pero cuando ese fatídico final se apodera de tus pensamientos....¿existe alguien que consiga responder a sus dudas? Y, lo que es peor ¿consiga convencerse con sus teorías?
¿Qué acontece después de la muerte? ¿Lo mismo que antes de la vida? ¿Nada? ¿Vivimos ansiosos por cada suceso no planeado, buscando constantemente el permanente control, sufrimos, amamos hasta sentir dolor, reímos como niños, luchamos por crecer profesionalmente y conseguir hacer realidad aquellos sueños que nos cogieron por sorpresa, intentamos encontrar el sentido de la vida en las olas del mar, apostamos todo por ese sentimiento que jamás vimos pero en el que siempre creímos.....para que todo se acabe como si nada hubiera servido? Silencio.
Quizá la vida no sea más que unos juegos reunidos, saltando de uno a otro según la ocasión. Habrá quien juegue a todos, y repita partida. El ganador de la Oca no será el mejor jugador, sino aquél que fue más afortunado al tirar los dados y encontró los mejores atajos. Frente al tablero del Ajedrez intentaremos ponernos ante la pieza más poderosa, teniendo que cruzarnos en el camino con otras muchas, algunas de ellas sin apenas valores. Para ello, unos utilizarán la evasión, otros la lucha. Aquél que consiga más quesitos en el Trivial no siempre coincidirá con la persona más preparada e inteligente. Compraremos y venderemos calles, casas y estaciones en nuestra partida al Monopoly, pagando los alquileres o pernoctando en la prisión hasta la siguiente ronda; alcanzaremos grandes fortunas o nos corromperemos en la miseria. Jugando al Parchís, llegará antes a la meta el que por el camino se haya comido a sus compañeros.
Así, lo importante no es siempre llegar antes al final del camino, sino disfrutar de la experiencia. Ganadores y perdedores, ricos y pobres, tramposos y honrados, cuando acabe la gran partida.....iremos todos a la caja.
Jo, vaya texto reflexivo, ahora cada vez q juegue a uno de estos juegos lo asociaré a este escrito...
ResponderEliminarEn serio, tienes mucha razón, la vida es así, y al final todos vamos al mismo sitio, solo que unos hacen el camino de una manera y otros de otra. besos niña... fue bien el examen?
SUSO, ¿jugamos al Conecta 4? a este juego aún no le he encontrado ninguna semejanza con la vida, aunque seguro que la tiene, jaja.
ResponderEliminarEl examen....bastante bien! noté los apoyos telepáticos....
gracias!
un besazo!
La vida siempre será un juego. Para sobrellevarla bien, nada mejor que saber ganar y perder.
ResponderEliminarMe alegro que te fuera bien en el examen. Que tengas un buen fin de semana.
Besos
¡Qué razón tienes! Y es mucho mejor hacerlo con grandes compañeros de juego! Me alegro que compartamos partida.
ResponderEliminarGracias por lo del examen. Por lo pronto este finde semana tiro para Cáceres para soltar las tensiones acumuladas estos días :)
Buen fin de semana también para ti. Un besazo!
Supongo que por mucho que nos empeñemos en la vida en tirar el dado y que salga 6...no dejará de ser una unión de casualidades y un poco de suerte (buena o mala), la que nos lleve al final a contar nuestros dias.
ResponderEliminarUn beso!!
ALFONSO, disfrutemos pues tanto del 1 como del 6 procurando, eso sí, no perder el dado.
ResponderEliminarY que la suerte nos acompañe!
besos!
¿existe alguien que consiga responder a sus dudas? Y, lo que es peor ¿consiga convencerse con sus teorías?
ResponderEliminarNo, y eso es lo bueno...
Así, lo importante no es siempre llegar antes al final del camino, sino disfrutar de la experiencia.
(buena respuesta)
La felicidad no es una meta sino un camino. Nietzsche dijo que consistía en pararse en el umbral del presente y no sentir vértigo
te invito a www.tercerasalida.blogspot.com
JUAN, bienvenido al blog, una casilla más del tablero de la gran partida.
ResponderEliminarSiempre he escuchado decir que hay una salida para todo, pero con tu visita he descubierto que hay ....una tercera!!
Gracias por pasarte por este umbral. Saludos!
Mónica, como un naúfrago en oleaje caprichoso, llegué a tu blog, me gustaron tus reflexiones en voz alta y no pude evitar seguirte en la senda de los exiliados de mente.
ResponderEliminarUn abrazo
AGUSTÍN, me alegro de que las olas te trajeran hasta esta isla que, aunque no aseguro que sea paradisíaca, al menos te ofrecerá asilo y una suave brisa cada vez que decidas hacer un descanso en ella. ¡Bienvenido!
ResponderEliminarUn abrazo!
Enorme, aunque te pierdas en el camino, disfruta, esa es la cuestión de este juego, de esta vida. Ganar, perder es un aliciente más gozar de la partida.
ResponderEliminarLa última parte del texto resume un sentimiento común a todos los mortales. Enhorabuena por tus reflexiones tan relajantes, me encantan Mónica.
Un beso
RAÜL, enorme es tener el privilegio de contar con tus comentarios. Comentarios siempre oportunos, optimistas, reconfortantes y siempre capaces de inyectar la ilusión y el ánimo para seguir escribiendo.
ResponderEliminarMe encanta compartir contigo el mismo equipo de la gran partida.
Un enorme beso!
Ah!, por cierto, este fin de semana estuve en Cáceres y me llevé una sorpresa al ver el nuevo aspecto de la Plaza Mayor! :O
Sorprendente para bien la plaza me imagino no? Cuando pase el WOMAD volverán a desfigurarla. Si te dejas caer por el WOMAD, buscamé por las calles empedradas, estaré al solito en la plaza.
ResponderEliminarUn beso
RAÜL, la última vez que me dejé caer por Cáceres fue hace justo un año y, aunque el tiempo pase volando, vi un montón de cambios!
ResponderEliminarNo sé si podré acercarme al Womad, últimamente no paro, pero si lo hago miraré en los tendederos al sol de la Plaza :)
Un beso!
Ok, espero tu colada.
ResponderEliminarBesos "artista"!
Jesucristo te ama.
ResponderEliminarBien seguro me hallo de que, Mónica, hablas por todos los que nos planteamos míninamente en serio al macabro sentido de la vida. Me acuerdo, sonriendo ahora, que el tema de la muerte me entristecía cuando era chico y lloraba porque no me quería morir jajaja, entiendo que mis padres se riesen de mí. Pero, sin embargo, no era tanta tontería. ¿De qué servirá todo lo que hagamos? ¿Y cuándo se acabe el mundo que, según los científicos, va a explotar? Entre tanto alarmismo interno y externo, decidí aferrarme intensamente a un par de conclusiones propias: llevar el famoso "carpe diem" a extremos insospechados pero siendo consciente del placer de proporcionan sencilleces y trivialidades de la vida. Cosas cotidianas que, sin un poco de atención, las pasaríamos garrafalmente por alto. Y la segunda conclusión es que reservaré el miedo a la muerte para cuando crea que puede llegar. Tengo la certeza de que he de hacer algo grande primero: quizás sea dar vida, quizás ayudar, quizás escribir, no sé. Pero llegará. Y lo sabré. Hasta entonces relegaré el miedo donde habite el olvido.
ResponderEliminarUn beso
AGUSTÍN, te aplaudo este comentario, lástima que mi aplauso no sea audible. Poco más puedo añadir salvo que me encanta ese punto de vista que le has dado a tan macabro inevitable suceso.
ResponderEliminarYo sí tengo la certeza de algo: de que me encanta que pases por mi humilde blog :)
Besitos!