sábado, 8 de mayo de 2010

Sin rostro

Esta tarde, al coger un libro de la estantería, ha salido planeando de entre sus páginas un recorte de periódico. Al recogerlo del suelo, he visto que se trataba de un artículo que recorté hace ya unos meses y que decidí guardar tras conmocionarme con su lectura. Recuerdo que se encontraba en la esquina inferior de una página par, pero algo en él me llamó. El motivo por el que decidí proteger el grisáceo artículo entre las páginas de "Los buscadores de conchas" lo desconozco, pero si esta melancólica tarde de sábado el destino ha querido que recuerde su lectura, no puedo más que compartirla con vosotros.

"Este es un artículo incómodo, escrito a vuelapluma sobre el respaldo de una silla de hospital. Un artículo que nace por dos circunstancias hospitalarias. Por un lado, el doctor Pedro Cavada acaba de anunciar el primer trasplante de cara realizado en España; por otro, no hace ni diez minutos que he dejado a mi mujer a las puertas de un quirófano. Ya sé que está en buenas manos, que la operación carece de importancia, que ella iba sonriendo y dándome ánimos, como si el enfermo fuera yo. Pero es precisamente esa sonrisa y esa fortaleza la que me ha dejado desarbolado; porque ella es un roble, pero a mí me temblaba hasta el aliento. Habría dado cualquier cosa por tener a mano al equipo del doctor Cavada para que me pusiera una cara que no transparentase el miedo que le tengo al breve espacio en que ella no está. No ignoro que alguna vez en la vida todos hemos soñado con cambiar de cara. Curiosamente, cuanto más jóvenes menos satisfechos estamos con ella. Al menos a mí me ocurrió, acaso porque nunca fui lo que se dice un tipo guapo. Pero, mira por dónde, un día me sirvió para ligar mi vida a una mujer como no se puede pedir más, y hasta logré que se casara conmigo, por la cara. Ahora la he visto perderse tras una puerta de hospital y es como si al mundo se le parara el pulso. Me he quedado como un pasmarote frente a la puerta, pensando en que un día no muy lejano cambiaremos de cara como quien cambia de camisa, que los cirujanos no saldrán en los papeles sino cuando consigan trasplantes de alma y cirujía espiritual, y que todo eso importará un carajo mientras nos siga azuzando el miedo a perder la única cara que en verdad le da sentido a nuestras vidas. Hasta que no se abra esa puerta y me devuelvan la cara que yo me sé, yo sólo soy un hombre sin rostro".
Florián Recio

12 comentarios:

  1. Vaya Mónica, emotivo artículo el de Florian (por cierto gran escritor narrativo extremeño) que nos muestra el lado más humano y menos superficial de la vida.

    Gracias por guardar ese recorte y gracias doblemente por compartirlo.

    Un beso desde terraza del WOMAD, sin ropa, pues está nublado y no me arriesgo.

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  2. Amiga Mónica: gracias por compartir ese maravilloso artículo. Ningún sitio mejor para guardarlo, que entre las páginas de un libro.

    El ser humano se da cuenta sobre todo en los momentos más complicados de la vida, cuánto quiere y hasta dónde sería capaz de llegar por su ser querido. Lástima que esto no suceda en la vida diaria.

    El trasplante de cara, es ya un hecho consumado, pero el trasplante de alma o la cirugía espiritul, me parece que no hay cirujano en el mundo que supla a uno mismo si realmente enfermamos.

    Desde un Getafe frío y gris, un besazo amiga.

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  3. Muy buen artículo, entiendo que lo guardaras.

    Gracias por compartirlo.

    Abrazos

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  4. RAÜL! vaya Womad pasado por agua que ha salido...habrá que sacar la cabeza de vez en cuando para secar la colada en los ratitos en los que la lluvia nos dé una tregua :)

    La verdad es que el texto te agita el corazón y te hace pensar en aquello que realmente es importante en la vida. Me alegro que te guste!

    Besos con paraguas!

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  5. LUISMI, sería fantástico que no hiciera falta ver comprometida la vida o pasar por momentos difíciles para darnos cuenta de aquello que resulta esencial, de aquellas personas que lo son todo en nuestra vida. Ojalá cualquier momento nos resultara idóneo para amar, sentir, disfrutar de cada instante compartido con quienes queremos, dejando atrás los reproches y las discusiones, porque el tiempo jamás camina hacia atrás.
    ¿Imaginas que se pudiera trasplantar el alma? Los pelos se me ponen de punta con sólo pensarlo. Quizá existiera un catálogo para elegir la que más se ajustara a tus gustos.

    Por tierras extremeñas también anda el clima feo, pero no impedirá que te mande un cálido abrazo.

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  6. ANTONIO, me alegra que te gustara su lectura. De vez en cuando la prensa nos regala perlas que son dignas de colección.

    Un abrazo!

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  7. Así como una máscara no tiene vida sin alguien detrás, así nos quedamos sin rostro cuando se nos muere el alma.Y veo cientos de ellos cuando voy por las calles y alguna que otra vez me sorprende frente al espejo...pero en vez de recurrir a un bisturí prefiero desempolvar la magia y los sueños.
    Una bella metáfora guardaste en ese libro Moni!!

    Besos con Rostro :)

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  8. GUS!! Qué alegría verte por aquí! Así, es fácil que se me ilumine el rostro! Cada día nos afanamos en cuidar la máscara que sostenemos sin darnos cuenta de que es el alma el que deberíamos mimar. ¿No es la cara el espejo del alma?

    Un besazo!

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  9. Buffffff.... La carne de gallina Mónica, de gallina. Qué auténtica maravilla, verdades como puños y como siempre, el aliño de haber sido tú quien le muestre este pequeño gran tesoro al universo. Éste me lo guardo, precioso guapa. Un besazo

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  10. Encontrar perlas como ésta de vez en cuando en periódicos, revistas o publicaciones me da pie a seguir indagando en busca de más. Cuando el tesoro se abre ante mis ojos, la página se queda en blanco para sólo mostrarme aquello que tiene tantísimo valor. Lo mismo me ocurre con la lectura de un libro. El simple hecho de toparme con una expresión que me acelere el pulso me hace entender que mereció la pena su lectura. ¡De cuántas maravillas me estaré privando por andar ocultas entre tapas que jamás abriré!

    Un besazo, Miguel!

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  11. MAdre mia, se me han inundado los ojos un poco, me he acordado de las horas de hospital este año, viendo esos rostros llenos de miedo y otros llenos de esperanza y de fuerza, y me he emocionado aún más. Como es la vida...
    Besos amorrr!!!

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  12. Mi niña, si es que tienes un corazoncito....!! La verdad es que en el hospital hemos visto de todo, y tantas cosas difícilmente descriptibles... Pero afortunadamente también hay anécdotas muy alegres que jamás olvidaremos.
    Besitos!

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