miércoles, 29 de septiembre de 2010

Nada sigue igual

Decides irte a dormir. Inicias el ritual: comprobar que las luces están apagadas, la puerta cerrada y la persiana de tu habitación a media altura; cepillarte los dientes, enjuague bucal incluido, lavarte la cara, ponerte el pijama y... Y ponerte frente al espejo. Antes solía mirar fijamente, mis ojos reflejados parecían penetrarme con una fuerza helicoidal que me aleja y hace desconocer mi reflejo, para posteriormente volver de ese trance, de los subterráneos del alma, y reconocer a quien me mira. Desde aquel otro día, aprendí a observar y revisar de otro modo; debía asegurarme de pasar una noche tranquila o, por el contrario, permanecer en un estado de preocupada vigilia.

El miedo se convirtió en intranquilidad. Es curioso cómo, lo que en condiciones normales te supondría un sufrimiento o desazón, se convierte en práctica habitual que debes sobrellevar cuando el ¿sino? te sorprende en tu rutinaria vida.
Así, de una noche para otra, tuve que añadir un detalle más al nocturno ritual. Nocturno pues es la penumbra la que enturbia los anhelos, emborrona las esperanzas y descubre los temores. Una gota, tan sólo una necesito ver caer por la cara interna de mis mejillas para meterme entre las sábanas con una sonrisa y la alegría organizando mis planes para la mañana siguiente.

Algo ha cambiado. A los ojos de cualquier eminente especialista en la materia las diferencias serían mínimas, apenas apreciables; máximas para mí. Sé que no todo sigue igual, nada permanece inmutable, mucho menos cuando de células se trata. Difícil explicación, intensa sensación.

La intranquilidad se convierte en miedo.

6 comentarios:

  1. Esconde tu miedo en ese rincón que nunca visitas. Que nunca llegue a la puerta de tu habitación y que tus sueños cierren esa puerta.

    Un beso fuerte en tus mejillas.

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  2. LUISMI, espero ganarle el pulso. Sin duda, con apoyos como el tuyo la partida será más fácil. La esperanza es una llave maestra, capaz de abrir y cerrar insondables puertas.

    Me guardo ese fuerte beso.....y te mando otro! :)

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  3. Pero que miedo te invade a ti? espero que lo venzas a golpe de alegria y dulzura, porque los miedos no llevan a ningún sitio, solo a crear angustia. Yo te presto mis manos si valen para espartarlo a manotazos. Besos y besos.

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  4. SUSO! algún que otro temor acecha, bailando en la cuerda floja, aunque tras tu comentario ha decidido desaparecer al menos durante un tiempecito :)
    Muchas gracias, pues siempre llegas para iluminar tinieblas.

    Un puñado de besos!

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  5. Monica, siempre he sido un terrible hipocondriaco con lo cual conozco la faz del miedo casi a diario...hasta que un día me diagnosticaron EPOC (UNA TONTERÍA) ...entonces después de hundirme hasta limites insospechados y ...empecé a nadar para subir a la superficie...Mucha gente me ha ayudado en este pequeño viaje...y una de las cosas que he aprendido es que el miedo te roba algunos de los mejores momentos de tu vida...asi que no temo a nada...ni a la enfermedad, ni a la soledad ni a nada ..por que la vida no es eterna para nadie y cuando esto se acaba...hay otras realidades que visitar y que vivir...siempre hay vida y amor...un besazo enorme,hermanita

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  6. ALFONSO, quizá también a ti te ocurra que los mayores miedos son los producidos por las dudas más que por aquello que tiene nombre y concretas pautas de actuación. Ahora que esas preocupaciones me rondan, te robo el consejo y los ánimos para exprimir cada instante con la mejor de mis sonrisas :)

    Muchas gracias. Un besazo inmensamente grande!

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