domingo, 8 de septiembre de 2013

Microcuento IV




Tuvo que dejar de sonar el teléfono

para que empezara a soñar sus llamadas.


El poder de un simple trazo basta para convertir una sencilla realidad en la más ansiada ilusión.
Caprichosa letra eñe...



9 comentarios:

  1. Que no...que me niego a comentarte con rapidez y premura...que tengo que releer todo lo que has escrito desde tu vuelta, con serenidad y deleitandome...y entonces ya te comentaré...jejeje...besos y que tengas una hermosa semana

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    1. Alfonso, este tipo de cosas son las que te hacen ser tan genial y especial. Sabes que me encanta que vengas, leas, releas, te tomes un café y entres hasta el patio en esta casa, que es la tuya.
      Un besazo enorme!

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    1. ¡Gracias! (y con admiración, trazo vertical intensificador donde los haya...)

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  3. En este te luciste desde todos los puntos de vista. Y, cuanto más lo lees, más cosas puedes apreciar: un final (deja de sonar el teléfono) da comienzo a algo siempre distinto, porque es un sueño. Y el final del sueño termina llevando al comienzo (deja de sonar el teléfono). Se alimenta a sí mismo, sin fin, y lo que ocurre es "cualquier cosa que quieras", porque es un sueño.

    Grande, Mónica :)

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    1. Y tú lo haces más bonito dándole tu punto de vista, que encima es real :)

      Gracias!!

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  4. Jejejeje, a veces pasa...es inevitable. Cuando ya no te hacen caso es entonces cuando quieres que te lo hagan.

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    1. A veces pasa, aunque creo que pertenezco a esa minoría que valora los detalles y que un distanciamiento (por muy medido que quiera ser) me provoca el mayor de los rechazos. Vale, llámame rara ;)

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    2. Pues seremos dos raros entonces.

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