lunes, 21 de marzo de 2011

Escalera de color

Dignidad y amor no siempre son compatibles, pese a que debieran ir cogidos de la mano.

Amor no es jugar a pares o nones.

Ella le amaba; él, tan sólo jugaba.

Y las partidas nunca son eternas, de la misma manera que no siempre hay un ganador.

6 comentarios:

  1. Que pena, pero muchas veces es así. Las partidas se acaban, si.
    Un beso enorme, un placer compartir un ratito el otro día.

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  2. Anónimo dijo...
    Hola Mónica. Me llamo Rubén. Soy de la ciudad de México. Me encanta lo que dices sobre los libros. Una sensación y experiencia que comparto contigo. Vine a dar a tu blog porque buscaba opiniones sobre los libros de Puértolas. Resulta que mañana se presenta acá en México y como tú dices, la conocía de oídas, pero es buena oportunidad para leerla y para que me firme mi ejemplar, otro vicio al que soy afecto. Te mando un saludo y ya te contaré como me fue con Puértolas. Puedes escribirme si te apetece a izqrub@hotmail.com

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  3. Eterno juego.
    ¿Cuándo dejará de reír el cabronazo que lo inventó?
    Un beso.

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  4. El amor también es un juego. Lo malo es cuando uno de los jugadores va de farol.

    Un besazo

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  5. El problema es que a veces perdemos la dignidad porque amamos demasiado. Pero el amor nunca debería parecerse a la mendicidad....

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    Respuestas
    1. Amén.
      A veces ni nosotros mismos conocemos el límite y acabamos exprimiéndonos demasiado...

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