martes, 5 de noviembre de 2013

Microcuento VIII

Bastó mirar por el retrovisor para contemplar la más bella historia de amor en el baile de tus pupilas.

-Tenga, señorita, su coche ya está arreglado.

El roce de tu piel al coger las llaves, entre mis dedos... el más fugaz de los finales.


8 comentarios:

  1. Monterroso con sus dinosaurios estaría orgulloso de ti...un placer perderme por tu rincón...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es un honor leer tus palabras, Roberto. Muchas gracias!
      Estás invitado a visitar estas letras cuando quieras; ésta es tu casa

      Eliminar
  2. igualmente Mónica...gracias a ti!el verso clandestino también es tu casa, no necesitas permiso para entrar las veces que quieras... aunque lo tenga un poco abandonado...Espero darlo nuevos y salvajes aires!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. me cuelo ahora mismo entre esos versos, que seguro que aguardan interesantes secretos ;)
      Yo tuve este rincón abandonado 2 años pero... no me pude resistir a su llamada!

      Eliminar
  3. Estuve algo perdido estos días entre mil historias y preocupaciones.
    Hoy te recordé y...aquí ando de nuevo...porque me gusta y me da buenas vibraciones este sitio....

    El texto..genial...el final, aún más.....fugaz....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Espero que todas esas historias hayan encontrado una solución. Tus visitas siempre son bienvenidas y tus ausencias... hacen que se te eche de menos!
      Gracias por tus palabras!

      Eliminar
  4. ¡Quién fuera figura en ese retrovisor! Aunque sólo fuera un instante fugaz.

    :-)

    ResponderEliminar