miércoles, 31 de marzo de 2010

Un caso especial


Ya han pasado algunos años desde aquel día en el que creí que todo se acababa, que el mundo se me caía encima. He aprendido a vivir con la tensión y el riesgo de un equilibrista, disfrutando de la brisa mientras mis pies, paso a paso avanzan por un cable de final desconocido pero siendo consciente de que un mínimo fallo, mílimetros tan sólo, bastan para caer al vacío. Llega un momento en el que te olvidas del fino alambre y corres, saltas, bailas.... piensas que a tus pies hay un manto acolchado que te protegerá si te preicipitas; "a mí no me puede pasar". Sin embargo, el viento fresco de las alturas se encargará de recordarte la situación en la que te encuentras.

Ya han pasado algunos años desde aquella primera consulta. Dermatólogos, internistas, maxilofaciales. Muchas ciudades. Muchos hospitales. Miedo. Desesperación. Interrogantes. Dolor. Y espera. Excesivas esperas.


- No sabemos qué es, señorita - comenta el médico. - Haremos una biopsia. Pero tranquila, ya veremos qué nos dicen los resultados.

El corazón se me acelera. ¿Biopsia? ¿Que esté tranquila? ¿Que ya verán los resultados?

-¿Y para cuándo estarán los resultados?- respondo.

-Para dentro de una semana.

¿Quéééé? Los ojos se me abren como platos. Siempre me han dicho que hablo con ellos, que aunque fuera muda se me entendería. Una semana es mucho tiempo. Siete días de agonizante espera. Siete noches. La oscuridad abre la puerta al pánico, con luz todo se ve más claro. Incluso los pensamientos. No quiero contárselo a nadie. No al menos hasta saber los resultados. No puedo destrozar los días y las noches de mi familia. Esperaré.

- Anatomía patológica ya nos ha respondido, joven. Es benigno. Pero....

-¿Pero?

- Pero su ubicación es muy singular. Nunca antes vi algo así. Tenemos que estudiar el caso- responde con un brillo en los ojos que deja ver el entusiasmo y el reto médico que supone una historia diferente en su monótona consulta.

Agarra el teléfono y en una fracción de segundo la consulta se llena de batas blancas. Yo, en la camilla. Un foco de luz blanca me enfoca la cara. Aquello parece más un interrogatorio. ¡Pero si yo no he matado a nadie!, pienso. Uno tras otro se van presentando. Todos son colegas y se ha corrido la voz del caso. Todos parecen entusiasmados con este nuevo reto profesional. Todos menos yo. Pienso en mi familia. No saben nada. Estoy a 400 km de casa y por ahora espero que sigan sin saberlo. Aún no me han dado datos convincentes. ¡Aún no sé qué me pasa! Bajo el murmullo de los asombrados colegas yo sigo absorta en mis pensamientos; ahora mismo es lo único que me salva. A esa hora y en ese momento mis padres estarán trabajando, mi perrita estará dormida en su cama, y mi hermana en la facultad a 600 km.

- ¿Podemos fotografiarte? A los médicos de La Paz nos gustaría reunirnos, estudiar tu caso y presentarlo en un congreso.

- Si eso sirve para curarme, de acuerdo- respondo.

Vuelvo 15 días después. Me intriga ver qué han estudiado.

- Mónica, - ya he dejado de ser un número de historia clínica. A los casos raros les ponen nombre- no hemos encontrado otro caso igual al tuyo en toda España. Tampoco tenemos datos certeros de que haya ocurrido en otro país, pero quién sabe si habrá alguna otra persona que se encuentre en tu misma situación en algún lugar del mundo.

- Vaya, hubiera preferido que me tocara la lotería -digo esbozando una sonrisa forzada.

- Bueno, por ahora no podemos hacer nada más. Irás viniendo a revisiones periódicas o si notas que aumenta de tamaño y aparecen nuevos síntomas. Siempre serás bienvenida.

¡Como para no serlo, si los tengo entretenidos con mi tragedia! En la consulta me siento tranquila. Lo peor viene cuando cierro la puerta de casa, me siento en la cama....y sólo puedo llorar. Soy un caso perdido.

Van pasando los meses. Aún no lo he contado. Es febrero, decido esperar al verano, cuando regrese a casa y pueda tener más control sobre la situación. Cada cierto tiempo acudo a la consulta. Más biopsias. Más bisturí eléctrico. Más cicatrices, en la piel y en el alma. Pero ninguna solución definitiva. Al parecer no pueden eliminarlo del todo por riesgo de destrozar el conducto parotídeo, y sería peor el remedio que la enfermedad.

- ¿Hay alguna razón para que esto me haya salido? - le pregunto al especialista.

- Que va, no tienes ningún factor de riesgo. - Esta vez su mirada es compasiva.

Con el tiempo, paciente y médicos vamos cogiendo confianza. En el hospital ya me paseo como si fuera mi segunda casa y me conocen desde los celadores hasta el director. Ya ha pasado año y medio y siguen sin descubrir mi curación.

- ¿Algo nuevo para mí?- pregunto como si estuviera en una tienda de ropa.

- No. Lo mejor que se me ocurre es llevarte a dar un paseo por Gran Vía.

- ¡No me joda! - respondo.

- Hay que desear que no se obstruya el conducto. A ver si hay suerte.

- No puedo depender de la suerte para vivir. Me he acostumbrado a esta situación, pero estoy tremendamente asustada. Nadie sabe lo que me va a pasar. De un día para otro mi vida puede dar un giro de 180º. Necesito alguna seguridad. La ciencia avanza. ¡En los periódicos leemos que se trasplantan caras! ¡Cosen un brazo a la barriga para que no pierda riego sanguíneo y posteriormente volverlo a ubicar en su sitio! ¿Y usted me dice que yo no tengo solución? No me lo quiero creer.- Es la primera vez que lloro en su consulta. Más que de tristeza son lágrimas de incomprensión, desconcierto, dudas.....y miedo.

- La solución definitiva es la operación. Necesitarías anestesia general y se realizaría mediante técnicas de microcirugía. Es complicada, ya que la zona es muy delicada y .................. (más datos detallados sobre la operación). Yo, a día de hoy, no lo haría.

- ¿Qué riesgos hay?- le pregunto.

- Los comunes a la anestesia general y.....esto.....ehhh.....parálisis facial, afectando incluso a la función de la glándula lagrimal.

- ¿Probabilidades de éxito? - insisto.

- No se saben . Nunca se ha hecho esa operación.

- Hmmm.... O sea que cuando no quede más remedio, ¿no?- en ese momento me resulta inevitable imaginarme con la cara desfigurada.- Esperaré, entonces.


Esperaré.

Ya han pasado casi 5 años desde aquella primera consulta. Tenía tan sólo 19 años. En todo este tiempo he vuelto al hospital en muy contadas ocasiones. Tan sólo buscando nuevas opiniones. No puedo hacerme a la idea, ya que no existe una idea clara en la que pueda confiar. ¿Perder la esperanza? No me han dado ninguna, así que no la puedo perder.

Mientras tanto, soy consciente de la situación pero disfruto intensamente cada uno de mis días. Soy feliz. Cuento con las personas a las que quiero, y eso ya es bastante. Y espero, pero sin detenerme. Realmente todos deseamos algo en la vida, no?

16 comentarios:

  1. Me has sobrecogido Mónica. He tenido que leerlo dos veces. La primera lo hice con preocupación, y la segunda con mucha, mucha serenidad y esperanza, que es la que tú nos transmites. Eres feliz porque cuentas con las personas a las que quieres; pues añade también a los que como yo, te quieren y admiran. Ojalá en una próxima entrada que hagas, veamos una sonrisa tuya en esos ojos con los que hablas.

    Un besazo amiga.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Luismi, es una maravilla encontrarse en el camino gente tan encantadora como tú.
    Jamás había escrito sobre ello, pero llevaba unos días preocupada y me ha venido bien hacerlo.
    La sonrisa siempre la encontrarás en mi cara, intento sacar la parte graciosa a casi todo. ¡Lo mío es el humor negro!jeje.

    un besazo enorme!

    ResponderEliminar
  3. Caramba cielo, vuelvo a tu blog y hoy soy yo el que sale sobresaltado, me dejaste fatal, a medida que avanzaba la historia rezaba para que fuese pura ficción...
    me alegro de que lo escribas y de que compartas con los amigos que te rodeamos por aquí, y que conserves la maravilosa sonrisa que debes tener, porque desde aquí casi la escucho...
    mil besos, por cierto mi email está en mi blog arriba a la derecha, si algún dia quieres charlar por messenger aunque no lo uso demasiado, pero estoy...

    ResponderEliminar
  4. Realmente intrigante Mónica. Sinceridad a raudales, pena y preocupación por cada letra que has escrito y sin embargo me transmites una paz y unas ganas de luchar en esta vida que ni te imaginas.

    Sólo por textos como este merece la pena plantar cara a los baches del camino. Tú con esa sinceridad y motivación vas a esquivar esos baches y encima te reirás de ellos. Algún día niña, algún día.

    Recibe mi abrazo y ánimos.

    Besos.

    ResponderEliminar
  5. Suso, yo también hubiera deseado que fuera ficción, pero muchas veces la realidad la supera.
    La verdad es que yo misma me sorprendo por haber escrito sobre esto; pero no me arrepiento. Será que me hacéis sentir muy a gusto por estos mundos....
    Muchas gracias por tu comentario y tu apoyo. Me apuntaré tu email....y nos echaremos unas risas :)

    Un fuerte abrazo!

    ResponderEliminar
  6. Raúl, gracias por tus ánimos. Me alegro de que mi historia emane positivismo, realmente el sentido del humor y el buen ánimo pueden con todo, que ya la vida te trae solita los días grises.
    Algún día nos reiremos. ¿Empezamos hoy?

    Muchos besos

    ResponderEliminar
  7. Hola Mónica.
    Realmente estremecedor lo que cuentas y muy valiente por tu parte.
    Gracias por contarnoslo.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  8. Hola, Juanjo
    Gracias también a ti por estar desde el otro lado del blog.
    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  9. Joder niña... Qué dificil decirte nada... Me has dejado un sabor aquí, justo debajo del paladar... Uff... Sabes que me tienes para lo que quieras, aunque odio esas palabras porque suelen encerrar poca sinceridad siempre, aunque afortunadamente no es el caso. Ánimo y palante, como siempre, palante. Aquí me tienes, un besazo guapa.

    ResponderEliminar
  10. Miguel!!! Muy buenas! Siempre es agradable verte por aquí.
    Muchas gracias por tus ánimos! Tus palabras siempre son una inyección de adrenalina!
    No te preocupes, todavía tengo que dar mucho la lata! Y escribir textos mucho más dulces capaces de dejarte un apetitoso nuevo sabor...

    Muchísimos besos, artista!

    ResponderEliminar
  11. Mónica... Hola
    He venido a leer palabras que me pusieran grande el alma, para animarme a continuar, para llenar vacíos que nunca se llenan. Y vengo y me dejas esa sensación de esperanza que hace tiempo que perdí. Y quisiera quedarme, al menos, con la sombra de la paz, calma y esperanza que tú tienes...

    ResponderEliminar
  12. Hola, Nebroa!
    Me alegro de que entre tantas letras hayas encontrado algo con lo que quedarte. Realmente somos como somos, con nuestros defectos y nuestras virtudes, por todo aquello que hemos vivido, sufrido y disfrutado.
    Ven cuando quieras, aquí ya tienes un sitio reservado!

    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  13. Hola Moni!
    Hacia dias que no entrabas por los blogs y hoy me encuentro con tu historia.
    No tengo mucho que añadir a lo que te han dicho arriba, sólo que eres una VALIENTE. Valiente por contarlo, valiente por enfentarlo, valiente por sobrellevarlo y sobretodo... valiente por vivir con todas sus consecuencias. Yo estoy convencida de que esto no podra contigo, porque tú eres más fuerte. Y como dices la ciencia avanza mucho; todo saldrá bien.
    Sigue sintiendo la vida como lo haces, sigue sonriendo y sigue hablando con la mirada...el "intruso" sólo esta de paso ;)
    Ánimo preciosa! todo saldrá bien.
    Un besazo guapetona y gracias por compartirlo con nosotros.

    ResponderEliminar
  14. Lydia! qué bien volver a leerte, nos tenías abandonados! jeje.
    Muchas gracias por todo lo que me dices, mi niña, pero estoy convencida de que cualquiera en mi lugar seguiría "palante", no es tanto cuestión de valentía como de tenerte que adaptar a las circunstancias, y ciertamente el cuerpo y la mente es capaz de soportar muchas más situaciones y tensiones de lo que pensamos.

    Un besazo! ah! y no vuelvas a desaparecer tantos días sin previo aviso que me tenías preocupada!

    ResponderEliminar
  15. Monica...llevaba unos dias sin leerte...bueno y a la mayoria de blogueros amigos...mucho lio...musica ....escritos...prisas...hoy me detengo despues de unos dias y retrocedo para leer lo que me he dejado atras(los ultimo que lei y comente fue tu bonsai)y me encuentro con esta entrada.Solo quiero que sepas ,que ya antes de esta entrada te tenia cariño,me gustaban tus entradas y tus comentarios...ahora despues de quedarme congelado y sin respiracion durante la lectura ...y luego he respirado... a pulmon ...como hacia tiempo que mis maltrechos pulmones no hacian... considerate a partir de hoy mi hermanita pequeña...y no es solo por tu entrada...sino por que te haces querer...ya tengo dos hermanitos en los blogs,Suso y Xiomy ,asi que bien venida a mi mundo...de nuevo.Si quieres algo de mi...ya sabes...ya me conoces a mi y a los mios y sabras que no hablo por hablar...mi msn esta en mi perfil por si necesitas algo...besos

    ResponderEliminar
  16. Alfonso, muchísimas gracias!
    La verdad es que con esa agenda con la que nos haces disfrutar en tu blog no me extraña que no tengas mucho tiempo. O eres adicto al café como yo para alargar las horas del día o no me lo explico! jeje. Así que admiro mucho más el mérito de detenerte a leer incluso entradas anteriores y, lo mejor de todo, tus siempre queridos y ocurrentes comentarios!
    Gracias por hacerme sentir tan bien y tan querida por estos mundos. De buena tinta me llegan noticias de lo "buenagente" que eres y de lo fácil que es cogerte cariño a ti y los tuyos, y tus comentarios lo corroboran.
    Gracias nuevamente por tus lecturas al otro lado del blog y enhorabuena por tu arte!
    Un besazo, hermano!

    ResponderEliminar