Nos conocimos hace apenas 2 años. Nos despedimos hace casi 2 años. Compartimos 10 mañanas y muchas palabras.
Nombre: M.
Habitación: 214
Edad: 59 años
Diagnóstico: cáncer terminal
- Buenos días, M. ¿Cómo se encuentra hoy?- Así comenzaban nuestras diarias conversaciones, mientras abría la puerta de su habitación.
M., siempre tan educado, atento, inteligente, cariñoso, prudente y con un inagotable sentido del humor.
- No deberías curarme. Tienes unos ojos preciosos que no se merecen ver algo tan desagradable- me respondiste la primera vez que me acerqué con el carro de curas a tu cama.
- ¡Y usted no debería decir bobadas!. Anda, no se imagina la cantidad de heridas de todo tipo que curamos al cabo del día- le mentí. Realmente nunca había visto algo así. Ese maldito cáncer, que incluso le impedía mover el cuello, sangraba, supuraba y olía como nunca antes había visto. Sin embargo, me creíste, o hiciste que te creyera, y desde aquel día ya sólo querías que fuera yo quien te curara.
- Tienes manos de ángel - nunca le faltaron las buenas palabras, incluso cuando las lágrimas de dolor y desesperanza surcaban sus mejillas. - Pones tanta delicadeza que a veces pienso que seré capaz de recuperarme.
- Y es eso lo que debes hacer. Pensar en ganar este pulso. ¿Sabes? He hablado con tu familia. Tienes una mujer y una hija maravillosas. Te adoran.
- Yo también a ellas, pero no quiero verlas llorar cuando les digo lo feliz que me han hecho. No les gusta notar en mis palabras un tono de despedida.
- No es malo llorar. Sólo se hace por aquellas personas que son importantes en tu vida. Por cierto, este fin de semana no vengo. Me han dicho que vas a tener una visita familiar multitudinaria. ¡Vas a estar entretenido!
- Sé que me muero.
- ¡Pues menudos planes divertidos te buscas!, eh? - le guiñé un ojo.
- Un placer conocerte. Estoy convencido de que serás una buena enfermera.
- Muchas gracias, M., pero temo decirte que vas a tener que aguantarme mucho tiempo - te sonreí.
- ....
- Prométeme que el lunes me contarás lo grande y lo guapa que está tu nieta. Ya le diré a mis compañeras que no te den mucho la lata - te dije, cómplice.
- Te lo prometo - ¿dónde estaba el brillo de tu mirada?
El lunes a las 7:50 h llegué a la planta. Reinaba ese silencio pesado y espeso que acompaña a la muerte. No, no podía ser. Pero era; sólo tuve que mirar a tu mujer. Nos abrazamos.
- Acaba de irse - sollozaba.
- Cumplió su promesa - le susurré.
Nombre: M.
Habitación: 214
Edad: 59 años
Diagnóstico: cáncer terminal
- Buenos días, M. ¿Cómo se encuentra hoy?- Así comenzaban nuestras diarias conversaciones, mientras abría la puerta de su habitación.
M., siempre tan educado, atento, inteligente, cariñoso, prudente y con un inagotable sentido del humor.
- No deberías curarme. Tienes unos ojos preciosos que no se merecen ver algo tan desagradable- me respondiste la primera vez que me acerqué con el carro de curas a tu cama.
- ¡Y usted no debería decir bobadas!. Anda, no se imagina la cantidad de heridas de todo tipo que curamos al cabo del día- le mentí. Realmente nunca había visto algo así. Ese maldito cáncer, que incluso le impedía mover el cuello, sangraba, supuraba y olía como nunca antes había visto. Sin embargo, me creíste, o hiciste que te creyera, y desde aquel día ya sólo querías que fuera yo quien te curara.
- Tienes manos de ángel - nunca le faltaron las buenas palabras, incluso cuando las lágrimas de dolor y desesperanza surcaban sus mejillas. - Pones tanta delicadeza que a veces pienso que seré capaz de recuperarme.
- Y es eso lo que debes hacer. Pensar en ganar este pulso. ¿Sabes? He hablado con tu familia. Tienes una mujer y una hija maravillosas. Te adoran.
- Yo también a ellas, pero no quiero verlas llorar cuando les digo lo feliz que me han hecho. No les gusta notar en mis palabras un tono de despedida.
- No es malo llorar. Sólo se hace por aquellas personas que son importantes en tu vida. Por cierto, este fin de semana no vengo. Me han dicho que vas a tener una visita familiar multitudinaria. ¡Vas a estar entretenido!
- Sé que me muero.
- ¡Pues menudos planes divertidos te buscas!, eh? - le guiñé un ojo.
- Un placer conocerte. Estoy convencido de que serás una buena enfermera.
- Muchas gracias, M., pero temo decirte que vas a tener que aguantarme mucho tiempo - te sonreí.
- ....
- Prométeme que el lunes me contarás lo grande y lo guapa que está tu nieta. Ya le diré a mis compañeras que no te den mucho la lata - te dije, cómplice.
- Te lo prometo - ¿dónde estaba el brillo de tu mirada?
El lunes a las 7:50 h llegué a la planta. Reinaba ese silencio pesado y espeso que acompaña a la muerte. No, no podía ser. Pero era; sólo tuve que mirar a tu mujer. Nos abrazamos.
- Acaba de irse - sollozaba.
- Cumplió su promesa - le susurré.
Ufff Mónica. Has tardado tiempo en escribir y no entiendo como has tenido tan guardada esta joya. Los pelos de punta y esta vez no es por el frío. Una historia de la vida terriblemente humana y hermosa dentro de lo dura que puede ser una enfermedad así. Gracias por compartir esa gran vivencia.
ResponderEliminarUn beso enorme.
LUISMI, muchas veces me he acordado de esta persona pero no sabía ni por dónde empezar a escribir. Es curioso cómo te pueden llegar a calar algunas vivencias y la buena relación que se crea con ciertos pacientes. Y es que, al fin y al cabo, la persona va por delante de la profesión.
ResponderEliminarUn besazo!
Monica...dura profesion y hermosa...en la que se sufre y en la que se ama la vida por encima de todo...un abrazo enorme,hermanita
ResponderEliminarALFONSO, son las pocas o muchas vivencias buenas las que dan sentido y motivación a esta profesión y te ayudan a borrar los malos tragos.
ResponderEliminarUn beso fuerte!
Moni que lindo es encontrar profesionales como vos que primero se graduaron de seres humanos.
ResponderEliminarAliviar el alma es un don y me alegra mucho que lo estés utilizando!
Un besote :)
GUS!! Para la profesión humanitaria, tú eres un maestro! Y cuantísimos nos enseñas a través de tus imágenes!!
ResponderEliminarUn besote!
Me preocupa tu ausencia Moni, espero que sea porque está más divertido el mundo fuera del monitor!!!
ResponderEliminarQuería dejarte un beso gigante y el deseo que este año todas las hermosas semillas que has sembrado sabiéndolo o no se transformen en un bello bosque :)
Tremendo post...
ResponderEliminarFeliz 2012, aunque estés ausente Monica
Gus, muchísimas gracias por tu interés y tu cariño, y siento haberte preocupado! La verdad es que mi mundo fuera del monitor me está volviendo loca y devorando el poco tiempo que tengo. El año nuevo ha venido lleno de cambios y ....... a ver qué nos depara! Te deseo todo lo mejor también para ti!
ResponderEliminarUn puñado de besos!
Sommer, feliz año para ti también! Cierto es que tengo el blog abandonado en cuanto a publicaciones se refiere, pero no me olvido de los amigos blogueros!
ResponderEliminarUn beso fuerte!
He de confesar que me has arrancado una lágrima, y no sólo se debe al pésimo día que llevo hoy. Y ha salido de mis ojos, por que lo que cuentas es duro y real, incluso más duro que real, figúrate. Nos preocupamos por cosas insignificantes de la vida, hasta que es la vida la que está en la cuerda floja. ¿Qué queda entonces?
ResponderEliminarRealmente emotivo...
ResponderEliminarEste post realmente te llega al corazon y te hace reflexionar. Me ha gustado llegar hasta tu blog. Saludos desde Conil ( Cadiz). visita mi blog
ResponderEliminarJoder...es real?
ResponderEliminarvaya labor la tuya....fundamental... :O
No todos los textos son reales, aunque siempre se cuele algo autobiográfico (aun sin querer). Pero este caso sí fue real. Enormemente emotivo, triste y bello a la vez...
EliminarEs cierto, a veces alguien comenta alguna entrada y me dice "ánimo, no estés triste que si te han dejado ya vendrá alguien que te haga feliz" ...ejem....pero si el texto es ficción!! si yo estoy de PM!!!...se tiende a creer que todas poesía es autobiográfica...y no...mucho si, pero no todo....
EliminarEste texto parecía muy real....y lo fue....
besos
Qué dura es la muerte, pero qué bello es irse sabiendo que has hecho feliz y has sido feliz al lado de mucha gente.
ResponderEliminarEsto me ha tocado dentro.
Otro beso de esos infinitos.
Es tremendamente dura, y aunque la viva de cerca por mi profesión, siempre me recorre un escalofrío.
EliminarMe quedo con ese beso! :)