jueves, 4 de febrero de 2010

Poesía pacense

Cuando un libro de poesía cae en mis manos puedo devorarlo en un par de horas, sin embargo, paso semanas saboreándolo y desmenuzando cada uno de sus versos. Lo curioso de este género literario es que un mismo poema es capaz de despertar emociones diferentes en cada persona, o incluso depender del momento y estado anímico en que sea leído. Llevo más de 15 días sin poderme quitar de la cabeza (ni del corazón) dos poemas. Ambos de temática similar pero con estilos diferentes, consiguen transmitir al lector tanto sentimiento, tanta melancolía, el eco de las voces perdidas, la fingida aceptación de aquello que nunca recuperaremos, pero sin llegar a caer en la desazón y el hundimiento.

El primero pertenece al poeta, y vecino durante algún tiempo, Ángel Campos Pámpano; el segundo, al poeta y cantante, un artista de pies a cabeza, José Manuel Díez. Dos extremeños capaces de ponerme la carne de gallina con sus versos y transportarme a esos lugares que ya no son como antaño. Aquí os dejo este regalo:


EL PATIO

sabrás que lo que queda
es tan sólo una ausencia compartida
un otoño más lento que este otoño

han brotado sin ti
un par de rosas nuevas en el patio

han nacido sin ti
tú ya no puedes
pedirle a alguien que te las acerque
que las coloque en un vaso con agua
ahí frente a tus ojos

ya no puedes mirar
ni las rosas del patio
ni la grieta del muro
que se abre sin ti
sin que tus manos puedan hacer nada
para cerrar la herida

no hay silencio más rígido
que el de este patio ahora

sin ti

muda soledad que no cobija
que se impone como luz desconchada
que olvidara la cal de donde nace
como ese óxido
que arraiga para siempre en el desagüe

va cayendo la tarde desatenta
ajena a la derrota
que crece desde ti confusamente

y ajena también a la quietud de los geranios
que tus manos podaban

a la desolación

sabrás que lo que queda es el fulgor
de la presencia tuya en las dos rosas
marchitas en el vaso

(Del libro "La semilla en la nieve")



LA CASA DEL POZO

Recorro sus estancias, cruzo puertas,
abro ventanas, palpo
la materia calcárea de sus muros

Las memorias que ocupan esta casa
son fugaces.
(El huerto
posee un pozo de piedra centenaria
del cual pende la imagen herrumbrosa
de un cubo.
La habitaron los padres de mi padre.
La ocupó no la muerte supletoria
de sus jóvenes vidas
sino la plenitud de una familia
que yo no disfruté; luz agnaticia
de unos antecesores
que nunca conocí, siendo los míos).

Una viene de afuera, de entre los abedules
que, con rigor arcaico,
dan al vergel sus sombras fatigadas,
y va hacia los pucheros,
hacia la soledad de los fogones
que alumbran la cocina.

Otra está en la textura de los odres
de los libros de historia, de los viejos
poemarios ordenados por autor y por fecha
sobre estantes de encina,
e imprecisa de rostro canta coplas
que aprendiera en la guerra, de soldado.

Otra más -es la única
que mi discernimiento reconoce-
camina despojada de luz por las alcobas,
dejando en las ventanas una pluma
de paloma salvaje.
Tiene manos de niño y la tristeza
le sube por el torso hasta la boca.

Abuela. Abuelo. Padre.
No todo se perdió con vuestro tránsito.
La casa posee un pozo de piedra todavía,
del que también mis hijos
-y sus hijos,
y los hijos de éstos-
beberán.

(Del libro "La caja vacía")

3 comentarios:

  1. Hermosamente triste y sentido el poema "El Patio"...justamente estos días de tanto trabajo, me siento un rato en el jardín antes de acostarme, y estoy con ganas de escribir una analogía sobre mí y una enredadera que planté y ví crecer estos últimos meses...el mensaje sería el polo opuesto al de tu entrada, una especie de post-duelo,un lado B de la tristeza. Apenas tenga más tiempo la voy a parir seguro!
    Te dejo un beso

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  2. ¡Me encantará leerla cuando la escribas! Ese jardín del que hablas debe de ser una fuente de inspiración...
    Dale mimos para que crezca bien alta! :)

    Un abrazo

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  3. Preciosos ambos, aunque a decir verdad, el segundo ya no me sorprende, uña y carne... Gracias por este regalo al paladar, te enlazo en mis bogs favoritos. Besos y mordiscos

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